SALUTACIÓN A LOS LECTORES

Este blog de análisis y reflexión, nace con la pretensión de contribuir al debate sobre el futuro y la SOStenibilidad del Sistema Sanitario Público en España, desde la óptica de los valores y principios de la Bioética, asumiendo la calidad y la excelencia como imperativos éticos.

jueves, 11 de julio de 2013

Jibarización a fuerza de cinismo





Una de las personas más nobles, interesantes y enriquecedoras que conozco es D. Juan Fernández Marín, capellán emérito del Hospital Reina Sofía de Murcia, donde ambos trabajamos desde hace muchos años.
Aunque lo haría con extraordinario agrado y entusiasmo, no se trata aquí de elogiar su limpia, ejemplar y fecunda trayectoria (humana, intelectual, sacerdotal y misionera).
El caso es que, durante una etapa en la que fui yo el director del centro, mi amigo Juan, con la sagacidad y la prudencia que le caracterizan, no estaba constantemente en mi despacho, lo que podría haber hecho, dado que sabía, con absoluta certeza, que sería bien recibido. Al contrario: nos veíamos menos que nunca, pauta marcada por él, debida al respeto que concedía a la ocupación y responsabilidad propias de las funciones gerenciales... pero, de vez en cuando, se asomaba por la puerta y, sin llegar a entrar, me decía, con su profunda y característica voz:  
Rafa… ¡¡que no te jibaricen!!
Hay que ser muy inteligente y muy entrañable para actuar de ese modo y, con esa sutilísima capacidad de síntesis, demostrar a la vez  interés y amistad, al advertirme de un riesgo real.
Cuando observo como la falsedad y el cinismo campan a sus anchas por nuestro país y la absoluta e impúdica desvergüenza con la que se nos intenta mentir y manipular sin descanso, de manera  cotidiana y reiterada, recuerdo siempre el consejo, sabio y honesto, del amigo de verdad, quién nunca, ni directa ni indirectamente, pretendió aprovecharse mínimamente de mi cargo, para conseguir algún pequeño beneficio, para sí o para su “servicio”… al que, por cierto, denominábamos  “medicina extracorpórea”, en un jocoso intento de compendiar, a través de esa metáfora, el reconocimiento, la valoración y el cariño que les dispensábamos, a él y a su desaparecido e inolvidable colega, también capellán y misionero, D. Ángel Marí Valero.
Estos ejemplos de sencillez, utilidad pública, (¡cuan reconfortantes son sus visitas, para muchos de los enfermos!), compromiso, generosidad, eficacia en su cometido, testimonio  y compasión (tan necesaria en cualquier institución sanitaria), sí que representan las referencias que todos querríamos transmitir a nuestros hijos, astronómicamente alejadas de las que proyectan los noticiarios y tertulias televisivas, protagonizadas por políticos corruptos, banqueros desaprensivos, arrivistas aprovechados, falsos defensores de causas sociales, descerebrados, beatos de conveniencia, pillos y delincuentes de toda índole, que consiguen envenenar las capacidades, las aspiraciones, los objetivos vitales y los valores éticos de la gente joven, en una triste ceremonia, casi ritual, de perversa “jibarización colectiva". Esto está generando un auténtico retroceso evolutivo y neuronal:  penoso, empobrecedor, desmotivador, despreciable, nefasto y muy peligroso.



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